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viernes, 29 de mayo de 2015

Crítica de MOMMY (Xavier Dolan, 2014): La imperfecta y emocionalmente compleja 'Mommy' exige empatía -pero no pena- para sus imperfectos personajes



Mommy
7,8 | Director: Xavier Dolan Reparto: Anne Dorval, Antoine-Olivier Pilon, Suzanne Clément.

Después de saber que Xavier Dolan iba a dirigir Juste la fin du Monde (con el mejor reparto francés actual que se me ocurre y entre ellos Marion Cotillard), decidí verme Mommy para ver como era su trabajo. Y... WOW. Xavier Dolan tiene estilo. Y aunque Mommy no es para nada perfecta mis ganas de ver su siguiente obra (que vendrá seguida de una película con Jessica Chastain) se han multiplicado por diez.


Mommy es una historia sobre familias. Sobre la familia de Die y Steve (y también Kyla). Es una historia de amor y, aunque Steve llega a ser de lo más agresivo con su madre y entre él y Kyla se intercambian palabras de lo más duras, la relación entre los tres protagonistas (aunque sobretodo la de Die con su hijo) es tan dolorosa, como bonita y compleja. Hay tantas escenas en que incluso dentro del caos y lo que se vería mal desde fuera, la sinceridad de las palabras que se lanzan unos a otros es tan perfecta. Hay tantos momento en que dirías "eso es raro, se están besando!" o en que podrías argumentar que a parte de su protectora, Die es la prisionera de su hijo. Y sin embargo al final lo que ves es amor. Gente que se quiere y se querrá por encima de todo. Gente que no quiere vivir si no va a ser el caballero en armadura que va a proteger a quien le importa. Gente que no puede vivir sin el amor de otra gente. Y gente que aunque ama -y quizás precisamente porque ama- hace cosas tan dolorosas como institucionalizar a su hijo.


Y entre medio discurre la vida. Y sí, Mommy es larga e irregular, y basta y ruidosa y algo de comedia feel-good que tanto le criticamos a los americanos es una definición que podrías darle para resumir una parte de ella. Pero después Die cierra los ojos en un cruce y ve la vida que nunca podrá compartir con su hijo. Las graduaciones, las bodas, la universidad... y se traga el nudo en el cuello y sigue conduciendo. Y esos momentos son de tan clara y emotiva perfección que es difícil mirar a otro lado.


Y luego sigues mirando porque, siendo sinceros, Xavier Dolan te obliga. La edición, las elecciones con la música, los planos, Steve viviendo su mundo en longboard, su gran reparto (encabezado por la magnífica Anne Dorval y encontrando una gran revelación en Antoine-Olivier Pilon), que tan bien equilibra el ruido de los Després con la calma de la tímida Kyla. Sí, el universo es muy casero, pero nunca ahoga ni exige que tengamos pena por sus protagonistas, solo nos pide que nos sentemos a escuchar a aquellos que durante dos horas son los héroes de su propia aventura y que a ritmo de selfie y grito intentan ser felices aunque la pantalla sea estrecha, sabiendo que en algún momento podría abrirse la ventana para volver a volar.


OBSERVACIONES
  • Como ya habréis notado, me ha encantado lo de estrechar o alargar el plano según van las cosas para Steve y su madre, la sensación es increíble cuando Antoine abre la pantalla con las manos.
  • Y la música. La cinta será súper comercial con la música. Pero después de mostrar a Steve a en camisa de fuerza a través de ese inteligente plano personal, dejando un mensaje a su madre en el contestador, intentar pensar en una mejor forma para terminar que el chico intentando escapar con "Born to Die". Pelos de punta. Brillante.
  • Steve diciendo a su madre que ella puede dejar de quererle pero él a ella no (para luego intentar suicidarse) y luego ella diciéndole que cada vez le querrá más mientras él irá olvidándola (para luego hacer ese fatídico viaje hasta el hospital) es el mejor puñetazo emocional que lanza el guión.

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