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viernes, 20 de marzo de 2015

Seréfilamente: THE AMERICANS (2013-presente); "-It would destroy her. +To be like us?"


Hoy tenía que publicar tres entradas y esta es la primera a las once de la noche. Me organizo perfectamente y soy un ejemplo de responsabilidad, orden y estructura vital. Vamos, el tipo de persona al que le confiarías tus hijos. Vámonos, que me enrollo:

The Americans 

Empecé The Americans hace ya un tiempo cuando Homeland comenzaba a perder fuelle pero no me puse al día hasta hace relativamente poco. Lo primero que queda claro es que las dos series, aunque tengan la trama de espías infiltrados muy arraigada, no se parecen para nada. Si me he de quedar con alguna, elegiría la serie de Claire Danes, aunque solo en sus dos primera temporadas. The Americans es mucho más sobria, más centrada en detallar con precisión la historia de sus dos protagonistas y el peaje emocional que han de pagar -familiar y sentimentalmente- por el trabajo extremo que realizan. La serie de Gansa, por el contrario era mucho más visceral. Tensa, con interpretaciones de lujo y con una dirección jugosa que jugaba a favor del lado más emocional de la serie, de donde sacaban la mayor fuerza sus guionistas. La agente bipolar, el soldado convertido. El drama está servido.

El problema es que una vez la historia de Brodie y Carrie dejó de ser efectiva, la serie perdió ese magnetismo que te hacía ver capítulo tras capítulo y ha tenido que sufrir un profundo proceso de renovación temporada a temporada con resultados mixtos. The Americans, en cambio, se ha visto reforzada por su enfoque más pausado, basado en detallar las vidas de sus protagonistas a medida que evolucionan con la vida política de América y llenándolas con pequeñas batallas. Ganar la guerra no es la misión. Acabar con un gran terrorista o parar una bomba tampoco. El juego está en los peones, en los pequeños triunfos que hacen que la balanza se equilibre y un bando no se coma al otro. "They kill us. We kill them. That's the world that we live in" dice el agente Gaad en una ocasión y no podría estar más acertado. 


Y aunque nada gane al frenesí de un gran golpe, te acabas acostumbrando al baile continuo entre Phillip y Elizabeth (dos fuerzas opuestas, el uno más afín a donde les ha tocado vivir, la otra firme en sus convicciones, algunas de las mejores escenas surgen de sus choques, de sus desacuerdos sobre como afrontar una decisión) y entre America y Rusia, a las largas conversaciones en ruso dentro de la Rezidentura y a las pelucas. Sobretodo a las pelucas. Eso quiere decir que The Americans tiene que mantener siempre una calidad muy alta, que además de preciso ha de lograr que te adentres en juego que difícilmente tiene vencedor y cuyo final será el final de los Jennings, no el final de la guerra, pero la serie casi nunca mete la pata y en algún punto de la segunda temporada los pros habían ganado de lejos a los contras.

A parte del guión y de la originalidad de cada misión, cada disfraz y cada lazo entre sus elementos y la historia real del momento (aplauso a los guionistas), la serie se beneficia de su impresionante reparto; Matthew Rhys y Keri Russell, pero también Noah Emmerich e incluso la odiada Claudia, Margo Matindale. Aunque mi favorita personal es y será Annet Mahendru. Su Nina es despiadada, inteligente y sorprendentemente compleja para un personaje secundario femenino y cada escena en la que aparece sube la calidad de los episodios. Su batalla es la que quieres que salga y bien (ahora mismo lo tiene más bien negro) y que no te esperabas que ibas a apoyar más allá de los verdaderos protagonistas, y gran parte de la efectividad de The Americans recae en que las tramas en la Rezidentura terminan colisionando con la tarea cambiante de los Jennings. 


Incluso los hijos juegan un papel importante. Entrados ya en la tercera temporada, Paige tiene la espada de Democles más cerca que nunca y el título de esta entrada hace honor a ella. El trato es simple; Los Jennings hacen lo que les pidan mientras esto no afecte a su familia. ¿Cruzarán finalmente la línea contándole la verdad a su hija y transformándola en la esperada segunda generación de espías? Paige podría ser la Dana Brody de la serie, pero los guionistas han sido suficientemente inteligentes como para no dejarla volar demasiado lejos. Eso sí, yo sería de los que les gustaría ver como se desarrollaría como espía, antes de tener que seguir aguantando como se va cristianizando más y más (un bautismo más y me pego un tiro).

Como todo, y a parte de su decidida calma con las cosas, la serie no es para cualquiera; puede ser desagradable y no tiene los mismos miramientos que que otras ficciones con sus personajes. A parte de sus protagonistas no hay muchos que se salven de sufrir una muerte poco dignificante (yo ahí sufriendo por la pobre Nina ahora que está en brazos de la madre Rusia), hay momentos desagradables por lo gráficos y si no pones atención es fácil perderse. Pero si tú intención es quedarte y le das una oportunidad, es una de las series que más recompensas te puede dar a largo plazo. Larga vida a los Jennings. Larga vida a la larga guerra fría.

Paige, hija, no sabes na'...

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Si te gustan las historias de espías realistas no encontrarás nada más afín a ti, y si ya la sigues te espero cada sábado para comentar lo que queda de tercera temporada. A donde nos llevarán esta vez?

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