Crítica de ARGO (Ben Affleck, 2012)

Tras semanas de discusión sobre el olvido de la academia a Ben Affleck en las nominaciones a Mejor Director, ayer por fin me decidí a ver Argo. He aquí lo que me pareció:

Director: Ben Affleck

Reparto: Ben Affleck, Bryan Cranston, Alan Arkin, John Goodman, Tate Donovan, Clea DuVall, Christopher Denham, Scoot McNairy, Kerry Bishé, Rory Cochrane, Victor Garber, Chris Messina, Željko Ivanek.

Argumento: Irán. 1979. Tras la ocupación de la embajada estadounidense, seis diplomáticos se refugian en casa del embajador canadiense. Para recuperar a los rehenes sanos y salvos, la CIA recurre a Tony Mendez, un experto en rescates que organizará todo un evento fílmico con tal de traerlos de vuelta a casa.

Crítica: Hasta apenas una semana antes de ver la cinta, no me decidí a leer de que trataba. "La película era falsa, la misión era real". La premisa era interesante, pero tras media hora de ver la cinta y dejado atrás lo curioso de la misión, la producción doble de Affleck tenía todas las cartas para convertirse en otra misión heroica más protagonizada por un hombre con problemas familiares y que tras alguna complicación se resolvía de forma sencilla y llevada al patriotismo. Pero entonces yo no estaría escribiendo esto, porque Argo jamás habría pasado de entretenimiento medio y estaría ahora a kilómetros de las nominaciones a los Oscar.

Y el punto de inflexión se produce más o menos a mitad de cinta. Tras un inicio bien montado y que de alguna forma te hace sentir que algo emocionante está por venir, Argo va construyendo poco a poco una misión arriesgada con un equipo de lo más peculiar. Arkin y Cranston son la mano derecha de un Affleck serio pero eficaz, que logra montar un producción imaginaria sin ponerse en modo héroe americano. Pero la cosa peligra volverse aburrida y típica cuando el protagonista llega a tierra iraní y la misión va avanzando a un ritmo rápido sin más complicación. Es ahí donde sucede el punto de inflexión: la misión ha sido cancelada.

A partir de ahí la cinta alcanza un nivel impresionante gracias al impecable guión de Chris Terrio y a la mano de Affleck. En cuanto las cosas se complican y la misión pasa a ser algo personal (proteger a la gente que prometió devolver a salvo a Américan), la película alcanza una tensión magnífica. Des de las dudas de última hora de algunos diplomáticos (es este el punto en el que entiendes la razón por la que hacer parecer la misión tan "precipitada" a posta), pasando por cada uno de los controles del aeropuerto (especialmente por el momento en que lo tickets no están en cargados o en el que han de explicar la cinta a los controladores) hasta llegar a esos minutos de infarto en que descubren la tapadera y los coches  se acercan al avión, que no parece dejarlos atrás hasta que despega y la amenaza se desvanece. Comprobé varias veces si la calefacción estaba encendida o si necesitaba ir al baño, porque estaba literalmente temblando. Comencé a ver la cinta bastante tarde y para cuando ésta encauzaba su tramo final estaba más despierto que al principio. Pero ese momento mágico se produce cuando la azafata coge el teléfono y, después de unos segunda de silencio temiendo que mandaran dar la vuelta al avión, esas gloriosas palabras se oyen por el megáfono: "Señoras y señores, es nuestro placer anunciar que las bebidas alcohólicas están ahora permitidas porque estamos fuera del espacio aéreo iraní".

Es en ese instante que ves la magia de la cinta; parece real. Aunque realmente no pasara. Los diplomáticos están increíblemente bien caracterizados y realmente sientes la tensión de ver si se salvan. Te preocupas por ellos. Son los protagonistas sorpresa, el centro invisible que no esperabas. Y cuando ves que se abrazan entre los pasajeros que no entienden nada, dejas escapar un enorme suspiro de alivio. A partir de ahí, Mendez recibe un agradecimiento grupal en forma de apretón de manos silencioso y, más o menos distinto, tenemos un final feliz. Pero aunque ese sea más común, mientras Cranston enrolla el poster de Argo y explica a un compañero que su cinta ha sido cancelada, tienes la impresión real de haber visto un gran, gran película. De esas que recuerdas un tiempo tras verlas y que te gusta revisionar de vez en cuando. Al grito the Ar-go fuck yourself! (ensalzado por un magnífico Alan Arkin, que por cierto me gustó incluso más que en Little Miss Sunshine) te das cuenta de que, mientras suenan las últimas notas de la gran banda sonora de Alexandre Desplat, el hechizo ha hecho efecto en ti (o en este caso, en mi). Argo me ha encantado y en ciertos puntos me ha fascinado. Y estaré feliz si se lleva el Oscar el 24 de febrero. Argo es, al igual que la misión de Mendez, un completo y rotundo éxito.

Oh yes! ArGo Fuck Yourself!

Nota: 8,75

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Y hasta aquí. Como veréis, es mi favorita hasta ahora entre las nominadas al Oscar (siendo el orden Argo, ZD30 y Silver Linings Playbook) y aún sin haber visto Lincoln, sospecho que por su capacidad de llevar escenas complicadas y tensas a la perfección, tanto Bigelow como Affleck serían justos ganadores del Oscar a Mejor Director. Ahora hay que seguir visionando para ver si se mantiene como la líder en mi lista personal. Esta noche toca Les Misérables. See ya!