Crítica de "Moneyball" (2011)

Tras la inmensa cantidad de películas que me descargué hace un par de días (The Artist, Hugo, The Descendants, The Girl With The Dragon Tattoo, Albert Nobbs, We Need to Talk About Kevin, War Horse, Take Shelter, Tinker Tailor Soldier Spy...) gracias al re-descubrimiento de las descargas Torrent, no es de extrañar que vaya a ver dos cintas de Brad Pitt seguidas; una de ellas, de la cuál me ocuparé en breve, es The Tree of Life. La otra, ya vista y de la cuál irá esta reseña, es Moneyball.

Director: Bennett Miller

Reparto: Brad Pitt, Jonah Hill, Philip Seymour Hoffman.

Trama: Moneyball está basada en la historia real de Billy Beane (Brad Pitt), una prometedora estrella del béisbol que, incitado por el fracaso de no haber demostrado en el campo todo lo que se esperaba de él, enfocó toda su naturaleza competitiva hacia el área de la dirección de equipos. Al comienzo de la temporada 2002, Billy se enfrenta a una situación deprimente: su modesto equipo, los Oakland Athletics, ha perdido, una vez más, a sus mejores jugadores a manos de los clubes grandes y encima tiene que reconstruirlo con sólo un tercio del presupuesto. Sin embargo, decidido a ganar, Billy se enfrentará al sistema con la ayuda de Peter Brand (Jonah Hill) y las innovadoras ideas de Bill James, desafiando a los más grandes de este deporte.

Crítica: Moneyball no es la típica película de baseball, comenzando por el hecho de que no nos muestra la vida de los jugadores, si no la del gerente del equipo. Además, lo hace de una forma distinta; a medida que avanza la cinta, Brad Pitt, junto a Jonah Hill, nos enseñan un complejo mecanismo para la elección de jugadores, algo que, en mi opinión, la puede hacer menos emotiva o algo sosa, pero más interesante e inteligente.

Partiendo de esta base, no es difícil encontrarse con un inicio algo lento; al no comenzar con el "típico sueño de superación", hay que adaptarse al ritmo de la cinta; éste irá más de como juntar las piezas, dejando en un segundo plano los partidos y sus jugadores para centrarse en que hay detrás.

A cargo de esta misión encontramos a Brad Pitt, perfectamente desenvuelto en su papel, como pez en el agua (no sé si de Oscar, pero lejos de un siemple "correcto"). Su personaje, con el que en un principio podría ser difícil conectar, es alguien curioso, ácido incluso, pero al cuál iremos conociendo a medida que avance la película, gracias a los flashbacks que nos muestran el inicio de su carrera que, como después sabremos, hará fallida. Junto a él, encontramos a Jonah Hill, que será su mano derecha y quien introducirá las innovadoras ideas de Bill James al protagonista. Lo encontré entrañable, no solo por su actitud insegura, sino porque no se como, logró sacarme una sonrisa cada vez que aparecía en pantalla.

Ambos tienen una química palpable y juntos nos ofrecen las mejores y más divertidas escenas de la cinta, cosa que ayuda a que les cojamos cariño; a medida que avanza la película, sentiremos pena por la dirección perdedora y triste que ha tomado la vida de Billy, reiremos con su carácter más bien borde y cabezota, conectaremos con la causa que emprende contra las mentes cerradas que dirigen que se hace y que no en el mundo del baseball (Philip Seymour Hoffman cae mal por narices) o veremos lo dulce que se vuelve cuando está con su hija, llegando a desear, a medida que aumenta la emotividad de la trama, que su equipo (del cuál poco sabemos) gane el famoso partido final.

(Spoilers) Pero como buena cinta atípica, esto no sucederá, dejando talvez el regusto más amargo y una sensación de retorno al principio, como si realmente no hubiésemos avanzado nada. Por suerte, ésto se queda en mera sensación, porque todo y ser un pelín lenta, fría o gris en algunos momentos, Moneyball aprovecha su peculiaridad para gustar a su modo, racionalizando emoción y sacando partido a un guión inteligente y en ocasiones divertido y a unas interpretaciones sobresalientes por parte de sus dos protagonistas, que dotan de sentido y significado al camino que emprende la película.

Nota: 7,5

Tras la crítica, como siempre el trailer:

Y recordad: para hacer una buena película de baseball, no siempre hace falta que el jugador protagonista "tenga un sueño...". ¡Hasta la próxima!

Nos vemos

Domive