Crítica de THE MASTER (Paul Thomas Anderson, 2012)

Antes de nada ¡Estamos a un seguidor de los 100! 99 ahora mismo. No estoy ansioso, estoy al borde de un infarto, pero apartaré mis dolencias cardíacas por unos minutos para contaros que me pareció The Master, la cuál vi ayer.

Director: Paul Thomas Anderson

Reparto: Joaquin Phoenix, Philip Seymour Hoffman, Amy Adams.

Argumento: Tras terminar sus años de servicio militar y hallarse profundamente perturbado y perdido, Freddie Quell se ve atraído por las ideas del influyente Lancaster Dodd, creador de La Causa, una ideología religiosa con tintes de secta. Pero a medida que el tiempo avanza y Quell se adentra en la organización, la situación se va tornando más y más peligrosa.

Crítica: The Master no es una cinta convencional. Oscura, complicada, difícil y escalofriante. Maníaca incluso. Muchas de sus escenas te persiguen tras verla y la obsesión y la histeria de sus personajes puede llegar a dar miedo. Y sin embargo, eso no quiere decir en ningún momento que sea mala o tediosa.

Con un reparto de interpretaciones magníficas encabezado por un sobresaliente Joaquin Phoenix, la historia narra el impacto directo de la ¿secta? La Causa en la vida de Freddie Quell. Complicado, traumatizado, enfermo, asustado, agresivo y alguna que otra vez sobrecogedor, Phoenix firma una magnífica interpretación en manos de un personaje para nada nada sencillo. Su mano derecha es Seymour Hoffman, sensible pero influyente creador de la nueva ideología, la mano oscura que se cierne alrededor de todo aquello que gobierna y controla. Finalmente tenemos a Adams, talvez el personaje más peligroso por su fuerte convicción en las creencias de su marido. Lo que da realmente miedo de La Causa no es que pueda ser una secta con mucho poder, sino que sus dirigentes nunca den signas de estar mintiendo; se creen lo que dicen y son muy sensibles acerca de sus principios. Y en este caso, Lancaster redacta e imparte, pero es Peggy la que silenciosamente controla desde la sombra, como se puede ver por los métodos que utiliza para controlar a su marido (de nuevo vemos a Adams en un papel corto que exprime a la perfección).

En medio de este torbellino encontramos de nuevo a Quell, un hombre sin rumbo que se sumerge por un peligroso camino cuando es acogido por la familia de Lancaster. Talvez lo que hace que un viaje tan extraño tenga sentido es que para Freddie es una forma de intentar curarse, de intentar hallar un sendero firme que seguir y, al menos eso creo yo, parece que pacíficamente lo encuentra al final. Entre medio tenemos sesiones en las que realmente se abandona en las manos del creador de la secta, en duros ejercicios psicológicos diseñados para atacar en sus puntos débiles; sus sentimientos por Doris, su adicción al sexo, su sentimiento de inferioridad. La entrega del protagonista llega a puntos muy altos y las escenas en las que deambula entre una pared y una ventana una y otra vez son de una calidad estremecedora, especialmente por el absoluto compromiso de Phoenix. Como una metáfora de toda la película, son escenas complicadas pero maravillosamente estremecedoras.

Pero aún y siendo tan complicada a veces, cuando terminas de verla no te la puedes quitar de la cabeza, y ahora cada vez que la recuerdo descubro nuevos detalles que la hacen mejor, que me guste más (placer masoquista, vamos). The Master es distinta, tiene algo especial. Es un sentimiento que se te queda y te impregna. Talvez es ver el peligroso viaje que atraviesa Phoenix o, las peligrosas compañías que se adentran en sus ideas y en su mente. Tal vez es la maravillosa fotografía o la impresionante banda sonora, y seguro que tiene algo que ver con el impresionante reparto. Quizás es el escalofriante trabajo de su director y creador lo que hace que The Master sea algo más que una lenta pesadilla de culos y tetas. Por que cuando terminas, las pesadillas se tornan calma, y hay un extraño sentimiento de calma muerta. De paz tras la peligrosa tormenta. La obra de Paul Thomas Anderson no es para todos y, de hecho, muchas veces tampoco estás hecha para mi mismo (muy fría, muy dura, muy agresiva), pero tiene algo distinto que escapa la vista la primera vez y que se va revelando poco a poco en la segunda, y en la tercera... El quebramiento progresivo de Freddie, la fe ciega y agresiva de Lancaster y Peggy... A cada detalle que recuerdas aparece un nuevo espejismo que no habías visto antes, como si fuera una realidad fragmentada a trozos que hay que ir recuperando poco a poco y, de hecho, ¿no es eso precisamente lo que el personaje de Seymour Hoffman predica cuando afirma que la única forma de obtener la verdad es sumergirse en nuestro particular y oscuro remolino de recuerdos?

Nota: 7,5-7,75

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Voy a parar aquí porque me he comenzado a dar miedo hacia el final. The Master es una de esas cintas que merece la pena debatir entre cinéfilos porque es casi seguro que nadie saca una opinión igual. Y aunque sea demasiado oscura para la academia, su reparto es algo digno de premiar.

Como siempre os animo a que dejéis vuestra opinión en los comments. Nos vemos! :)