Buenas tardes por la noche. Voy a aprovechar esta semana que tengo (casi) libre de exámenes para darle más vidilla al blog antes de que las siguientes dos me quiten las ganas de vivir. Hablando de alegría y felicidad; ayer vi "(500) Days of Summer":
Reparto: Joseph Gordon-Levitt, Jooey Deschannel, Chlöe Grace Moretz.
Argumento: Tom. Arguitecto empleado en la confección de tarjetas de felicitación. Cree en el amor verdadero que te cambia la vida. Summer. Secretaria en la empresa de Tom. No cree en ese destino romántico desde que sus padres se divorciaron. Esta es la historia de chico conoce a chica. Pero deberíais saber de antemano que no es una historia de amor.
Crítica: Esta es la historia de chico conoce a chica. Pero no es una historia de amor. ¿Qué intenta decirnos (500) Días con Ella? Sin duda, debajo de cada película hay un mensaje y en este caso no podría ser distinto. Pero ¿cuál es? Es en realidad otra historia de amor con aire indi? Vayamos por partes.
Día 488. La película comienza con ese narrador en voz en off asegurándonos que no es un historia de amor, mientras una mirada acaramelada y una manos tiernamente unidas nos dicen lo contrario. Sin que lo sepamos todavía, estamos viendo la inevitable deriva que lleva al fin.
Día 290. Crack. La magia se rompe. Summer ha decidio "romper" (por así decirlo, porque no estaban saliendo) con Tom y volver a su estado de amistad. Un estado al que Tom se niega a retroceder. Su hermana pequeña, Rachel (interpretada por una increíblemente resuelta, madura y creíble Chlöe Grace Moretz), le consuela y pregunta qué quiere hacer ahora. El protagonista está decidido a recuperarla y pondrá todos sus medios en el proceso. En una cinta normal este es el momento en que comienzan los altibajos, el protagonista toca fondo y luego rebota para quedarse con la chica. Pero de nuevo; esto no es un historia de amor ¿verdad?
Día 290-488 (y 500).
¿Hacía falta salir a comprar comida basura en bata? Seguramente no.
Día 1. Tom conoce a Summer. Tom se enamora perdidamente de Summer. Tom y Summer se acercan más y más cada día hasta la noche en que hay una fiesta de trabajo en un karaoke y él confiesa que ella "le gusta" aunque Summer haya aclarado antes que no cree en el amor y que no está buscando nada serio en absoluto. Entre medio tenemos canciones en el ascensor y besos apasionados en la fotocopiadora. Es sin dudas la parte más bonita de la película porque Gordon-Levitt y Deschannel tienen una química que se desborda por los cuatro costados. A ello ayuda la buena banda sonora, el gran trabajo de edición (me enamora el paisaje hecho boceto) y la deliciosa originalidad en que está contada la historia (que nos ayuda a saltar de tiempo a tiempo gracias a un curioso contador). El idilio ha comenzado y, aunque no es perfecto porque ambos protagonistas no buscan lo mismo, Tom se siente el hombre más feliz del mundo.
Tom. He ahí la clave. De toda la cinta en general. Esto no es una historia de amor. Como dice el propio poster de la película; es una película sobre el amor. El amor que siente Tom hacia Summer. Por eso la película funciona tan bien incluso cuando el personaje de ella se niega a comprometerse o llega a parecer frío y distante: lo único que necesita el espectador es ser Tom. Si nos fijamos bien la película no narra una historia de amor con final feliz. Narra el tiempo que Tom y Summer pasan juntos aunque el protagonista acabe destrozado y solo. Nos enamoramos de la historia de amor perfecta porque Tom se enamora de ella. Y porque todos hemos pasado por esa etapa en que nos imaginamos un número musical a nuestro paso por la calle. Se nos rompe el corazón cuando las cosas se truncan a la mitad y, por mucho que el protagonista intenta agarrar cada cabo, todo termina desmontándose poco a poco. ¿Por qué? Porque en realidad es así como es la vida. Sí la cinta llega tanto en los momentos de alegría, hunde todavía más cuando lanza su mensaje: el amor verdadero está ahí, y hay que seguir intentando encontrarlo, ya sea con una Summer o con un Autumn, pero hay veces que ponemos todas las cartas sobre la mesa y lamentablemente esa no es la persona con la que estamos destinados a vivir el resto de nuestros días. Y eso es, como dice Summer en ese fatídico día 488, lo que ha pasado con ella y Tom.
-I just... I just woke up one day and I knew...
+Knew what?
-What I was never sure of with you.
¿Deprimente? Mucho. Cuanto más apuesta el protagonista por la relación más entristece que el cascarón esté vacío y que Summer haya volado tan rápido. Pero tiene su moraleja. Y más allá de la divertida voz en off, los peculiares personajes, la gran interpretacón de Gordon-Levitt, el Reality vs. Expectations, los numerosos saltos temporales que evitan que la historia se estanque en la depresión, los números de baile y la cuidada cinematografía ideada para resaltar los enormes ojos de Deschannel, es eso lo que hace la película tan buena. El hecho de que sea capaz de enamorarte y de destrozarte igual que la vida misma. Es un grito que te anima a intentarlo y a terminar aullando a la gente por la calle cuando las cosas no salgan bien. Y tiene mucho sentido (por triste que sea) volver a ver el principio y darse cuenta que la primera escena es en realidad la última. Al igual que el final de una relación puede ser el principio de una nueva.
Nota: 8,25-8,5
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Ay! Qué bonita me ha quedado la crítica. No lo digo yo, lo dicen 1 de cada 10 cardiólogos por el ataque de feelings que os ha dado cuando os he recordado la desgarradora escena del banco (pobre Tom...).
Nos vemos! ;)